sábado, 9 de enero de 2016

GRECO • El Tríptico de Módena en la Galería Estense






1567/68 Óleo/Tabla, 37x23,8 cm (panel central), 24x18 cm (laterales). 
Galleria Estense, Módena.

1937: En un armario casi olvidado de la Galería Estense, R. Pallucchini encontró este tríptico, que se supone un altar portátil; descubrió e interpretó la firma – Χέιρ Δομήνικου– en el panel central del reverso; Sinaí. Poco antes se había aceptado la atribución al Greco de la Adoración de los Reyes, basándose en la misma firma.

En 1962 Wethey rechazaba tal atribución afirmando que la firma no era exclusiva, sino formularia: “de mano de…” y que Δομήνικος se llamaban varios artistas de la misma época. Esto fue asumido por parte de la crítica, aunque otros se opusieron radicalmente. Por entonces, algunos estudiosos se abstuvieron de afirmar la autoría o negarla. 

1982. En un simposio sobre El Greco, celebrado en Toledo, Wethey admitió finalmente la posibilidad de la atribución a Theotokópoulos y el año siguiente, el hallazgo de la firma inequívoca de La Dormición de la Virgen, terminó con la polémica. Hoy no parecen quedar dudas respecto a la autoría, pero surgen nuevos interrogantes que afectan a la fecha de creación y al lugar geográfico en el que se hallaba El Greco para entonces. En general, el presente tríptico se data en 1567 o 1568, por lo que no se sabe si lo pintó antes de abandonar Creta o al poco tiempo de llegar a Venecia. Konstantoudaki propone que el pintor partió hacia Venecia antes de julio de 1567, si bien en dicha ciudad no aparece documentado hasta mediado el 1568. Así pues, el análisis de la pintura, a falta de otras bases documentales, hay que extraerlo por observación y deducción. Dependiendo ambos parámetros de la apreciación personal y subjetiva de cada crítico u observador, resulta de aquí, un problema que aún no ha sido resuelto; en definitiva, como tantos otros en torno a la figura del Greco.

Afirma Lopera que la pintura es ya veneciana basándose en diversas características formales, que sería largo y complejo definir aquí, excepto destacar que considera la confección del marco o soporte, de factura cretense y estilo bizantino, deduciendo que sería exportado. Del mismo modo, se detiene en otros detalles que, en su opinión revelarían ya una notable distancia del post bizantinismo y una rápida asimilación/adquisición de la manera veneciana, si bien, por otra parte, la adquisición del nuevo estilo, quizás no fuera tan reciente en el Greco, habida cuenta de que Creta era posesión de Venecia desde el reparto hecho tras la Cuarta Cruzada, es decir, después de 1204 cuando el Papa entregó la isla a Bonifacio de Monferrato, quien se apresuró a venderla a Venecia, que la retuvo hasta 1669, año en que hubo de rendirse la capital de la isla, tras un larguísimo e insoportable asedio otomano.

El Tríptico formó parte del legado de Obizzi de Padua en 1805, al duque Ercule III d’Este, a cuya muerte, fue llevado a Viena por su heredero, el archiduque Maximiliano. Finalmente, llegó a Módena en 1822, por decisión de Francsico IV d’Este.
• • •

Panel central delantero. Alegoría del Caballero Cristiano

La escena está presidida por la figura de Cristo, que sostiene la bandera de la Resurrección. Está pisando a la muerte y al demonio, que aparecen vencidos sobre un libro colocado sobre los símbolos de los cuatro evangelistas; -ángel, toro, águila y león-. A la izquierda del observador, dos ángeles portan una gran columna, que unida a la escalera y la cruz que aparecen a la derecha, evocan los instrumentos relacionados con la Pasión. Cristo está coronando a un caballero sobre el que aparecen otros dos ángeles que portan un cáliz y la sagrada forma. Todos los ángeles presentan complicadas posturas que El Greco perfeccionará más tarde hasta lo increíble, llegando a crear representaciones exclusivas.

En la zona inferior aparecen tres mujeres; la del centro, lleva un niño en brazos y otros dos cogidos a su ropa. A nuestra izquierda, las almas de los salvados, ascienden, después de que un obispo les de la comunión, mientras que, a la derecha, el Leviatán abre sus fauces a los condenados, a los que acompaña un pequeño grupo de soldados abanderados, que el Greco también repetirá en algunas vistas de Toledo, ascendiendo colinas, o bien avanzando hasta perderse en la distancia.

Parece lógico suponer que se trata de una escena del Juicio Final, muy propia de la pintura religiosa tanto gótica como barroca, a través de la cual, se excitaba ardientemente la imaginación, preferentemente en torno al castigo, aunque en la presente ocasión, castigo y premio tienen un peso equilibrado en el conjunto.

La introducción del Leviatán anunciaría quizás su inclusión en la pintura titulada Alegoría de la Santa Liga, diez o doce años más tarde, en la que también se enfrentan gloria e infierno. Para entonces, prácticamente habrán desaparecido las dudas y ensayos de la época del presente Tríptico, habiendo alcanzado el Greco una calidad y estilo excepcionales, que se convertirían en su símbolo exclusivo.


Se cree que, de acuerdo con los elementos que la conforman, para la composición de la tabla central de este Tríptico podría haberse inspirado el Greco en una obra de Durero, (1471–1528) que circulaba en estampas grabadas, a la que él incorporaría su matiz bizantino, así como las novedades barrocas que estaba adquiriendo.

Durero: Adoración de la Santa Trinidad (1511) Kunsthistorisches Museum, Viena

Panel izquierdo delantero. Adoración de los pastores. 

Tal vez los detalles más significativos de este panel sean: la gloria, en figura de cinco ángeles que unen sus manos, sobre un fondo naranja que el artista también repetirá posteriormente.
Un amago de detalle arquitectónico en perspectiva a nuestra derecha.
El paisaje de fondo alumbrado por la luz superior.

Panel derecho delantero. Bautismo de Cristo

En el Bautismo de Cristo, la gloria, de la que surge el espíritu santo en forma de paloma, el Greco mantiene el tono cálido empleado en La Adoración de los Pastores, pero ofrece también tres novedades llamativas. 

La aparición de una ciudad amurallada al fondo.
La profusa ornamentación de árboles enmarcando la escena a izquierda y derecha.
Los ángeles que, de forma casi apresurada, acuden en ayuda del bautizado, llevando un lienzo para secarlo cuando, tras el sencillo ritual, salga del río.

Panel central posterior. Monte Sinaí

Se podría decir que, en su conjunto, los paneles posteriores son algo más complejos que los anteriores y, sobre todo, más originales. Para empezar, el central, representando el Monte Sinaí contiene múltiples mensajes. El Greco repetirá este tema con algunas variantes, en la década 1570–80, que veremos más adelante con detalle y que se conserva en el Museo Histórico de Heraklion (Creta), pintado cuando ya se encontraba el artista en Roma.

Se trata, quizás, de la parte del Tríptico más extraña al concepto previo occidental sobre los temas del conjunto. Procede tal vez de una estampa de las que habitualmente adquirían los peregrinos que acudían al Monasterio de Santa Catalina, en el Sinaí, que sería el monte representado, por lo que en su cima, naturalmente, aparece un Moisés, apenas abocetado, recibiendo las Tablas de la Ley. Abajo, el Monasterio propiamente dicho, al que se aproximan grupos de peregrinos, cuyas figuras tampoco pasan de ser manchas, que no obstante, dan movimiento a la curiosísima escena, en la que, podríamos decir que aún no hay nada “italiano”, si bien El Greco ha abandonado la dimensión única de su primera obra –al menos, la que conocemos como tal, como sería, por ejemplo, San Lucas pintando a la Virgen o la Dormición–, y que, exceptuando la zona celeste, nos muestra al muy reconocido Greco de la posterior pintura, oscura y tormentosa.

Es este uno de los elementos que hacen pensar que El Greco lo habría llevado consigo a Venecia, después de pintarlo en Creta.

Nikolaos Panagiotakis cita a I. Galicka y H. Syhietynska, quienes se preguntan si esta pintura podría ser una evocación de Meteora; esa zona rocosa de enormes alturas sobre las que aún actualmente se asientan diversos monasterios que parecen perder su peso en un equilibrio que se antoja completamente inestable. Las similitudes son innegables. No resulta difícil adherirse a esta propuesta, arriesgada y atractiva.







• • •


Monasterio de Santa Catalina en el Monte Sinaí

El Monasterio de Santa Catalina, en Sinaí –Egipto-, conserva un bellísimo Pantocrátor.

Pintado en el siglo VI. Se dice que guarda gran similitud con el rostro que muestra la Sábana de Turín, de donde se podría deducir, quizá, que fue realizado de acuerdo con aquel patrón. A su vez sirvió de modelo a docenas de artistas que mantuvieron este rostro durante siglos, dentro siempre, de la Ortodoxia, para la que este es uno de los iconos más conocidos.

El Sinaí conserva un gran significado religioso. La mítica montaña está formada por tres colinas, de las que la central, es conocida como el monte Horeb, es decir, aquel en el que Moisés recibió las Tablas de la Ley. Allí se levanta el citado Monasterio de Santa Catalina, el gran centro de peregrinación del mundo bizantino.

El Monte Sinaí


Aunque el Greco parece haber tenido siempre ideas propias, los artistas noveles tenían que seguir a los maestros consagrados para demostrar su preparación y aprendizaje. En este caso, parece que se inspiró en Tiziano, en cuyo caso, lo haría a través de grabados, pero El Greco, en todo caso, aporta su visión personalísima, centrada fundamentalmente en la intensidad del claroscuro del que ya hemos hablado, y que repetiría –como expresión personalísima-, en sus interpretaciones de Toledo, ciudad de la que probablemente, también tuvosu propia percepción.

El Sinaí del Museo Histórico de Heraklion, Creta.

En esta obra, El Greco repite el tema central del reverso del Tríptico de Módena. Superados tres años de aprendizaje en Venecia, pasando por los talleres de Tiziano y Tintoretto, se encontraba el Greco ya en Roma, bajo la protección del cardenal Farnesio. Cabe preguntarse si, tanto el tema elegido, como su ejecución, no parecen ser una especie de paso atrás. Sin embargo, había gran interés por todo lo Bizantino en el entorno de Fulvio Orsini, el bibliotecario del cardenal, y el mismo que aparece como primer propietario de la pintura. El Monasterio amurallado, lejos de ser una anécdota, sería el objetivo de la pintura, que, igual que la del Tríptico, sigue resultando extraña en su conjunto. El Greco siempre parece guardar secretos e intenciones.

• • •

La Anunciación. Panel izquierdo posterior

Hay muchas versiones conocidas de este tema, de las cuales aparecen aquí ocho, a través de las cuales se puede apreciar la evolución del Greco y/o su taller.

1) 1570 Thyssen Bornemisza Madrid.                2) 1570-1575 Prado

3) 1596 Prado              4) 1596 BB.AA. Bilbao.




En las versiones del Museo del Prado (3) y Bellas Artes de Bilbao (4), las dos seguramente de 1596, y muy similares –exceptuando la presencia de la orquesta de ángeles en la versión del Prado-, en la parte inferior de ambas se aprecia la representación de la zarza ardiendo, que se puede entender como una nueva evocación del Monte Horeb.

5) Sao Paulo, Brasil.         6) 1600–1610 Museum of Art, Ohio

 7) 1600 BB.AA. Budapest 8) 1600–1614 Santander Central Hispano
• • •

Adán y Eva con Jesucristo. Panel posterior derecho

La novedad, extemporánea, aunque, sin duda voluntaria, de esta pintura, es el hecho de que aparezca Jesucristo personificado, algo que, por diferencias temporales insuperables, no pudo ocurrir. Tal vez el Greco quiso humanizar el evento, durante el cual, el primer hombre y la primera mujer sólo oyeron la voz de Dios siendo expulsados del Paraíso por Arcángeles armados de espadas ardientes.


Con respecto a los modelos posiblemente seguidos por el Greco, ninguno más próximo que esta versión de Adán y Eva de Durero, de 1507, cuya figuras propongo, giradas y cambiadas de su posición original –arriba-, para facilitar su similitud con la tabla del Greco.


• • •
La Galería Estense, un gran museo de Bellas Artes con sede en Módena, reúne parte de las colecciones de los duques de la Casa de Este, que gobernaron Ferrara y Módena. En el siglo XIX sus fondos fueron trasladados al Palacio de los Museos de Módena. Entre sus principales joyas pictóricas se encuentra el presente Tríptico de Módena.

Ferrara fue un centro cultural renacentista de gran magnitud, apoyando los duques el trabajo de artistas y escritores de valor excepcional, como Piero della Francesca, Rogier van der Weyden, Tiziano, Ariosto y Tasso. En 1598 los Este perdieron el gobierno de Ferrara. Además de pinturas, los duques coleccionaron estatuas, bronces, cerámicas, medallas, monedas, etc.



Castillo de los Este en Ferrara, donde se guardaron las colecciones hasta fines del siglo XVI.

Cuando en 1598 Ferrara pasó a manos del Vaticano, los duques de Este se fueron a Módena. El duque César I se encargó del traslado de las pinturas a esta última ciudad, si bien dejó numerosos piezas bajo custodia, de las cuales desaparecieron muchas, por mano del cardenal Aldobrandini, sobrino de Clemente VIII, quien se apropió de obras de Bellini, Tiziano o Dosso Dossi. Dos de las de Tiziano se custodian hoy en el Museo del Prado y una más, en la National Gallery de Londres.

Tras un intento no logrado de contratar a Bernini, Alfonso III, encargó la construcción de un gran Palacio Ducal a Luigi Bartolomeo Avanzini.

Durante una estancia en Madrid, Francesco I d’Este fue retratado por Velázquez. 1638. Galleria Estense

Alfonso IV, hijo de Francisco I, abrió la Galería al público, pero su viuda, Laura Martinozzi, sobrina de Mazarino, abandonó el cuidado de las colecciones, dedicando los fondos del ducado a la construcción de iglesias y conventos. sus hijos tampoco mostraron interés por la atención y conservación del legado artístico.

Francisco III, posteriormente, llevó la Galería casi al desastre, al deshacerse de numerosas piezas para saldar sus deudas. Vendió pinturas de Correggio, Andrea del Sarto, Velázquez, Holbein el Joven, Rubens, Veronés, Tiziano, Caravaggio, Durero y Ribera, que hoy se hallan en la Gemäldegalerie Alte Meister de Dresde.
Napoleón y Josefina Bonaparte llevaron a cabo una requisa de veinte pinturas y 200 camafeos.

En 1859, Módena y Reggio Emilia entraron en la unificación de Italia. Francisco V, abandonó la ciudad llevando pinturas y libros, entre los que destaca por su enorme valor la Biblia miniada llamada de Borso d’Este, que tras la Primera Guerra Mundial se recuperó en una subasta.


Ya en 1879, el Palacio Ducal se convirtió en Academia Militar, pasando sus colecciones al actual Palacio de los Museos, repartidas en salas diversificadas. La Galería ha sido reabierta tras una gran modernización, el 3 de diciembre de 2006. Coserva muchas obras maestras, como tales, irrepetibles.

El busto de mármol de Francisco I. Bernini.

El Arpa Estense, 130 cm., un raro ejemplar del siglo XVI, decorado con damasquino.

Pier Francesco Cittadini detto il Milanese, Natura morta con sfondo architettonico (frutta ortaggi, castagne e un gatto che assale un uccellino in gabbia), metà Seicento

•  •  •
(Imágenes de la web oficial de la Galleria Estense).
•  •  •



lunes, 23 de noviembre de 2015

El Greco en su entorno actual.



Propongo una selección de obras del Greco, en orden cronológico y acorde, por tanto con las distintas etapas artísticas del pintor, que a su vez se corresponden con sus experiencias vitales en su isla natal, Creta, y en las ciudades de  Venecia, Roma y Toledo. La selección está basada fundamentalmente en el Catálogo de Obras Originales de José Álvarez Lopera, pero en esta ocasión haré especial mención de los Museos, Iglesias, etc. en los que se encuentran las pinturas en la actualidad. Entiendo que a todos nos gustaría poder contemplar la obra de Doménikos Theotokópoulos en el lugar al que fueron destinadas en su creación –del mismo modo que querríamos ver todas las esculturas del Partenón en la Akrópolis de Atenas–, pero es evidente que, en la mayoría de los casos, eso, por ahora no es posible; las obras de arte están sujetas a avatares, casi siempre ajenos a su propia entidad. 

Así, las primeras pinturas de El Greco, no cabe duda de que fueron ejecutadas en Creta y en la época del dominio veneciano, pero cuando la Isla terminó en manos turcas, la obra pictórica del Greco y otros artistas, se exilió con los propios habitantes de Hiraklion –la capital y última ciudad en caer bajo el dominio otomano, tras una larguísima resistencia–, hallando refugio, la población y sus objetos de culto–arte, principalmente, en otras islas, como veremos.

A través de tres pinturas, tenemos hoy oportunidad de observar en detalle los que, casi con toda seguridad, fueron parte de los primeros pasos artísticos del Greco, en los que ya parece que podemos vislumbrar algún matiz de lo que iba a suponer su obra futura, aunque se trate estrictamente de eso, un atisbo, pero que constituye uno más de los grandes valores que encierra todo trabajo del Greco; realmente, un artista irrepetible, quien aun sometido a toda clase de apreciaciones y valoraciones, para este blog, es un genio en el estricto sentido del término; un innovador y, en fin, una personalidad irrepetible en el terreno pictórico y, posiblemente, aunque poco sabemos de él, también irrepetible en el terreno estrictamente humano. Quiero decir con esto, que el Greco me parece una personalidad especialísima, cuya creatividad, aunque hubo de someterse a cánones impuestos, tanto religiosos, como sociales, no deja de surgir por todas partes, expresada en mil detalles originales, con una matiz que, en general, me atrevería a calificar de rebeldía; de ahí su indicutible originalidad; de ahí su incalculable valor y de ahí, por último, su soledad existencial.

San Lucas pintando el icono de la Virgen. 1560–67. Museo Benaki. Atenas

Está firmado con mayúsculas al borde de la banqueta, bajo el caballete:
CEIR DOMHNIKOU De mano de Domínico.

Descubierto por Dimitri Sissilianos en 1935 y después rechazado por Palenchini, 1937 y por Wethey en 1962 y Arslan en 1964 porque habían existido, admás del Greco, otros dos maestros llamados Doménikos a los que habría que atribuir esta obra, además de la Adoración de los Magos y el Tríptico de Módena, firmadas de la misma manera.

Xatzidakis ya convence de que se trata del Greco y la identificación queda establecida tras la aparición de la Dormición de la Virgen, en el que también hay reminiscencias bizantinas y matices renacentistas. El rostro de la Virgen presenta similitudes con el de la Dormición, así como hay gran parecido entre el manto de Lucas y el de Pablo de la misma obra. Además, se ha comprobado que, de 150 pintores registrados en Creta en la misma época, ninguno se llama Domínikos.

El manto de San Pablo en La Dormición. Catedral de Ermúpolis. Syros. Grecia.

La postura del pintor es renacentista y muy dinámica, mostrando ya tentativas o sugerencias de perspectiva.

Este tipo de imagen de la  Virgen, llamada Hodigitria - Οδηγήτρια, La que muestra el camino; patrona y protectora de Constantinopla. es uno de los tres grandes modelos de representación de la misma en la Ortodoxia,  siendo las otras dos, la Ternura y la Intercesión de la Madre de Dios

San Lucas, como tema artístico no parece que fuera entonces muy usual, a pesar de que muchas academias y cofradías tomaron su nombre, si bien lo emplearon Klontzas y Damaskinos, este último en un San Lucas de Zakinthos.

Sobre el fondo dorado aparecen las siglas MR, THU y IC, XC.

Posibemente: Mitera o Mitir Theou–Μητέρα του Θεού y Iesus Xristos–Ιησούς Χριστός, puesto que se encuentran sobre las imágenes de María y Jesús respectivamente. 


Arriba, un ángel –torso y pierna desnudos–, muestra una banda en la que aparece la inscripción: Él creó la imagen divina, Δημιούργησε τη θεϊκή εικόνα, que constituye, por así decirlo, un elemento moderno y reivindicativo, sobre la dignidad del arte por encima de oficio tal como se entiende en la época.

Konstantoudaki–Κωνσταντουδάκη ve como préstamos o, quizá improntas, ya occidentales: 

–La figura del ángel, que procedería de Giovanni Battista d’Angeli, según lo dibujó Bernardino Campi.

Giovanni Battista d' Angeli. La Vestal Tuccia prueba su castidad, 
según Bernardino Campi.

–San Lucas: de Marcantonio Raimondi, según dibujo de Rafael en La Última Cena.
Raimondi Marcantonio; Santi Raffaello detto Sanzio
Brescia (BS), Musei Civici di Arte e Storia. Pinacoteca Tosio Martinengo

–Las piernas, de Giulio Bonasone, del que también procederían, la forma del escabel y el giro del caballete.



Se conocen, al menos tres copias:

–Un icono ruso del siglo XVII
–Una en el Instituto Helénico de Venecia, y
–Una en el Museo Bizantino de Atenas, de la Colección Loverdos.

Iconos: ruso y el bizantino de Atenas

De acuerdo con la información del Museo Benaki, la pintura procede de Zakinthos y fue comprada por Sissilianos al anticuario Zaboulakis, de Atenas, que a su vez lo había adquirido en Hiraklion, en los años 30. Se conserva en el Museo Benaki desde 1956.

En algunas partes puede observarse el estado de la pintura, el lienzo y la tabla.

Si bien Lucas era evangelista y médico, la tradición de que fue pintor y que retrató a la Virgen María, alcanzó gran proyección y tuvo su correspondiente reflejo en el arte, además de que, como hemos dicho, recibieron su nombre o su patrocinio, muchas escuelas de pintura.



***

El Tránsito/Dormición de la Virgen
1565–66. Temple y oro sobre tabla. 62,5x52,5 cm. Iglesia de la Dormición de Ermúpolis, Syros. Grecia.

La firma aparce en mayúscula griegas en la base del candelabro del centro:
Doménicos Theotokopoulos o Deixas.

Esta firma constituye una verdadera excepción, al contener un verbo que exclusivamente empleó el Greco, y al que añadió después otras novedades en la Asunción del la Virgen para el retablo mayor de Santo Domingo el Antiguo, la primera obra que realizó en Toledo, según la cual, entiende Wethey, que la palabra que aparece en la Dormición debe entenderse como: 
Doménikos Theotokópoulos lo expuso.

En 1964 Jatsidakis, encontró que Estrabón y Luciano empleaban el mismo verbo en el sentido de crear, pintar, describir, representar, etc. Dado que el Greco tenía un ejemplar de Luciano en el que el verbo era aplicado a Fidias, ello implicaría –una vez más–, que el pintor tenía una formación clásica notable.

El icono fue descubierto en 1893 en la misma iglesia donde se encuentra hoy, por G. Mastorópoulos, Conservador de Antigüedades de Kíos y fue restaurado por Stavros Baltoyannis. Se cree que llegó en manos de refugiados de alguna isla del Egeo, huyendo de la dominación turca, en 1824, es decir, durante la Guerra de Independencia; quizá proveniente de Psará, de donde llegaron muchos refugiados y, más concretamente del Monasterio del Monte Santo de la Dormición de la Virgen, de Psará. Andreas Drakakis, sin embargo, cree más probable que procediera de la iglesia de Ermoúpolis de la comunidad griega de Venecia, en 1843.

Representa a la Virgen con los apóstoles a los lados y algunas de las mujeres. A la izquierda, San Pedro lleva un incensario y a la derecha, San Pablo se inclina en actitud de duelo.

En primer plano, tres candelabros, de los cuales, el del centro, adornado con figuras femeninas, es el que lleva la firma.

Tras la Virgen, Cristo se inclina para recoger su alma, representada en la figura de un niño recién nacido.


El Cristo es imagen original, aunque, al parecer se aprecia en él cierto parecido con otro de Klontzas en una pintura que se encuentra en Sarajevo.

Sobre Cristo, cuatro ángeles, de los cuales, dos contemplan la escena y otros dos, miran hacia el cielo. Sobre ellos, el Espíritu Santo, como paloma en vuelo, en posición también inusual.


Destacan asimismo, los dos pequeños edificos situados en la zona del horizonte en la que se separan cielo y tierra, de hechuras cretense y griega.

Parece que el candelabro podía proceder de dos calcografías de Marcantonio Raimondi y Enea Vico, que a su vez, los tomarían de Rafael.

Κοιμήσεως της Θεοτόκου – Dormición de la Virgen, es una de las grandes fiestas de la Iglesia Ortodoxa, que se celebra el 15 de agosto. Se relaciona con la que en el Catolicismo es la Asunción de María. Según la tradición Ortodoxa, María murió durmiéndose y los apóstoles asistieron al evento, excepto Tomás, que llegó unos días después y convenció a los otros de que abrieran su tumba. Al hacerlo, descubrieron que el cuerpo ya no estaba. Este evento se entiende como primicia de la resurrección de los fieles. La fiesta eclesiástica se denomina normalmente la Dormición, aunque hay muchas parroquias Ortodoxas anglohablantes que también le llaman Asunción.

***

Adoración de los Magos. 
1565–67. Temple al huevo sobre tabla. 40x45 cm. Museo Benakis. Atenas.

Firmado con mayúsculas griegas a la izquierda en el frente del escalón inferior, en el que la Virgen apoya los pies: Jeir Domenikou. Aparece la inscripción Mater Theou y es posible que en algún momento hubiera también algo escrito sobre el Niño.

Resulta obra difícil de datar, porque ya contiene muchos rasgos occidentales. Las notables diferencias con las dos obras anteriores, hacen pensar, que podría haber sido pintado al principio de la estancia del Greco en Venecia, aunque también podría ser que se hubiera realizado en los últimos años de Creta, para un encargo católico. El tema era frecuente en las iglesias católicas de Candía y de él se conocen interpretaciones realizadas por Tiziano, Tintoretto, Bellini, Veronés, Palma el Viejo, etc.

La tabla tiene un grosor de 1,8 cms. por lo que es posible que fuera reciclada.

Tiene un dibujo previo realizado con pincel fino, sin incisión. El Greco por entonces, evolucionaba y probaba nuevas formas; es probable que esta sea la causa por la que no todos los personajes se insertan adecuadamente y algunos resulten desproporcionados. Aparecen ya muchos matices de líneas que el Greco seguirá posteriormente.

No hay antecedentes claros para esta tabla que Benaki adquirió en 1934. La procedencia de otra isla tampoco está establecida, por lo que no se puede deducir si era de Creta o ya de Venecia, porque muestra influencia de Parmigianino, pero no abandona la técnica del dorado. Presenta asimismo. cierta perspectiva y hasta algo de movimiento, elementos ambos, que alejarían su composición del cánon de la maniera greca.

Es posible que precisamente el Greco marchara a Venecia en 1567, año en el que podría datarse la tabla.
***


El Museo Benaki de Atenas, fundado en 1931, fue la casa familiar da Antonios Benakis, en el siglo XIX, en una tranquila zona de Atenas. Dispone de cuarenta salas en las que se exponen más de 40.000 piezas que abarcan un periodo que se extiende, desde la prehistoria; 3000 a.C. hasta principios del siglo XX. 

Arte prehistórico, hasta el el final del dominio de Roma.

Arte bizantino: Numerosas obras de artesanía en miniatura, en bronce y plata; pequeñas esculturas, cerámica y manuscritos. Iconos bizantinos y postbizantinos, obras procedentes del Monte Athos y una gran colección de incensarios, cálices, mitras y joyería bizantina.

Arte postbizantino y neogriego: Piezas de la época de los dominios otomano y franco.

Contiene, por supuesto, varias pinturas del Greco e innumerables objetos diversos de gran interés, como un escritorio que perteneció a Lord Byron. Destaca la Sala Kozani, decorada exactamente dentro del estilo del siglo XVIII


***
Ermóúpolis – Ερμούπολη





Hermúpolis–Ερμούπολη, La ciudad de Hermes, en Syros, en el Egeo Sur, fue fundada durante la Revolución Griega en la década de 1820.

Ermoupoli – Iglesia de la Asunción – Κοιμήσεως της Θεοτόκου

La iglesia parroquial de Psara – Η εκκλησία της ενορίας των Ψαριανών, una basílica de tres naves, fue construida entre 1828 y 1829. Los muros exteriores son de piedra, pero las columnas en el interior están pintadas simulando mármol; las cúpulas y bóvedas son de madera.

El iconostasio, reformado en 1867 sobrevivió al bombardeo de 1943 que afectó al templo, cuya restauración se completó en 1951.


Entre sus imágenes, la de mayor interés actualmente es la de la Virgen María, del Greco, cuya firma fue descubierta en 1983 por el arqueólogo – Bizantinista Yiorgos Mastorópoulos. Seguramente fue traida por colonos de Psara a Syros, lo que explica el nombre de la iglesia.

Syros está situada entre las islas de Tinos y Paros. 

Pherekydis, Φερεκύδης, maestro de Pitágoras, nació en esta isla en el siglo VI aC. Cicerón y San Agustín de Hipona, consideraban que fue el primero que comprendió y enseñó la inmortalidad del alma. Construyó un disco que marcaba la eclíptica y los puntos del equinoccio, llamado tropai heliou, sobre la isla de Syros, aunque se sabe poco de esto, a pesar de que Homero lo menciona en un diálogo entre Ulises y el porquero Eumeo en la Odisea.

Los persas conquistaron Syros, que más tarde fue liberada por los atenienses, convirtiéndose en miembro de la Liga de Delos.

En el siglo IV pasó a manos de Filipo de Macedonia bajo el gobierno de su sucesor, Alejandro Magno, a cuya muerte, al igual que el resto de las islas griegas, Syros quedó bajo dominio de los Ptolomeos de Egipto; los sucesores de Alejandro Magno.

Durante la dominación romana prosperó y se desarrolló a lo largo, aproximadamente de dos siglos, aunque más tarde se redujo su crecimiento ante la importancia de la isla próxima y sagrada, de Delos.

En 1207 los venecianos tomaron el control de las islas griegas y Marco Sanudo conquistó Syros y Naxos, pasando Syros a formar parte del ducado de Naxos. Durante este dominio los habitantes de Syros sufrieron una gran pobreza, hambre e incursiones piratas. La influencia de Venecia aún se puede ver en la ciudad medieval de Ano Siros, con su iglesia-torre dedicada a San Jorge. 

En 1537 fue conquistada por los otomanos pero mantuvo su autonomía, con un status privilegiado.

De 1770 a 1774, durante la guerra ruso-turca, fue tomada por los rusos, que saquearon casi todo a lo largo de los tres años de su gobierno, tras lo cual volvió a manos de los turcos.

Durante la Revolución de 1821 Syros estuvo bajo protección francesa, debido a la gran cantidad de católicos que había en la isla. Se mantuvo neutral pero participó, en cierto modo, en la lucha por la independencia, pues se convirtió en un refugio para todos los griegos perseguidos por los turcos que se rebelaron contra sus opresores, y huyendo de las masacres abandonaron sus tierras devastadas. Los emigrantes, de forma admirable, construyeron en pocos años la capital de la isla, Ermoupolis, cuya economía y cultura floreció rápidamente desde el siglo XIX hasta principios del XX. 


Hoy Syros es el centro de la administración local y la capital de las Cícladas, así como un importante centro de comercio. Ermoupolis, es la ciudad más grande de las Cícladas, y el puerto principal de la isla.

Ermoupolis, que debe su nombre a Hermes, tiene, pues, un gran pasado que se puede apreciar en su arquitectura neoclásica; calles pavimentadas de mármol, plazas grandiosas, también de mármol, imponentes iglesias, monumentos, estatuas y edificios neoclásicos bien conservados adornan la ciudad construida en forma de anfiteatro. 


La magnífica Plaza Miaouli – Πλατεία Μιαούλη, es una de las más bellas de Grecia, dedicada a Andreas Bokos Miaulis – Ανδρέας Βώκος Μιαούλης, héroe de la Independencia griega. 

Miauli. Litografía de Giovanni Boggi

Es conocida su enorme palmera, que aporta sombra a pequeñas tiendas, cafés y restaurantes, y está flanqueada por el magnífico edificio del Ayuntamiento. La parte central es de mármol y tiene una escalinata, también de mármol. Alberga el Museo Arqueológico de Syros.

Metamorfosis, es iglesia ortodoxa más importante de Ermoupolis y de toda la isla; es la sede de la Mitropolis –catedral- ortodoxa de Syros y tiene algunos iconos excepcionales.

Kimisis tis Theotokou. Esta iglesia ortodoxa se encuentra en la plaza principal, frente al Ayuntamiento. Es la que alberga el icono del Greco.


Agios Nikolaos, también ortodoxa, está en el lado norte de Ermoúpolis, de color azul con cúpula de oro, testigo de su antiguo esplendor. 

***


Emmanouil Benakis – Εμμανουήλ Μπενάκης, padre del donante y benefactor del Museo que lleva su nombre en Atenas, nació en 1843 en Ermoupoli.


Manos Elevzeriou – Μάνος Ελευθερίου, extraordinario poeta, letrista y novelista, también nació en Ermoúpolis, Syros, en 1938. Ha cosechado innumerables éxitos musicales.

Το παλληκάρι έχει καημό (Μ. Θεοδωράκης) El muchacho está triste. Con M. Theodorakis
Σ' αυτή τη γειτονιά (Μ. Θεοδωράκης) En este barrio. Con M. Theodorakis
Ο Άγιος Φεβρουάριος (Δ. Μούτσης) Santo Febrero. Con Dimos Mutsis
Μαλαματένια λόγια (Γ. Μαρκόπουλος) Palabras de plata. Con G. Markópulos.
Τα λόγια και τα χρόνια (Γ. Μαρκόπουλος) La palabra y el tiempo. Markópulos.
Παραπονεμένα λόγια (Γ. Μαρκόπουλος) Palabras de lamento. Markópulos.
Άμλετ της Σελήνης (Θ. Μικρούτσικος) Hamlet en la luna. Con Zanos Mikrutsikos.
Είναι αρρώστια τα τραγούδια (Σ. Ξαρχάκος) Está enferma la canción. Con Stavros Ksarjakos.
Θα σε ξανάβρω στους μπαξέδες (Η. Ανδριόπουλος) Te encontraré en los jardines. Con Andriópulos.
Ποιος τη ζωή μου, ποιος την κυνηγά (Μ. θεοδωράκης) ¿Quién mi vida, quién la persigue?. Theodorakis. 
Μη χτυπάς σ' ένα σπίτι κλειστό (Λ. Κηλαηδόνης) No llames a una casa cerrada. Con L. Kilaidonis.


Márkos Vamvakáris –Μάρκος Βαμβακάρης, por último, fallecido en 1972, nació en Syros, en 1905. Es el patriarca del Rebétiko – ρεμπέτικο, un género musical que tiene raíces exclusivas en la música griega de mediados del siglo XIX en la costa occidental de Asia Menor y Constantinopla. Se desarrolló en los bajos fondos de algunas ciudades griegas, sobre todo, en Atenas, El Pireo, Tesalónica y Syros, tras la catástrofe de Asia Menor con la expulsión de la población griega. La palabra rebetis – ρεμπέτης, designa al hombre de los bajos fondos.

Este género suele ser comparado con otros, como el tango, el fado o el blues, por tener todos ellos orígenes similares. Suele relacionarse con amores trágicos, cárcel y vida marginal en general. La música rebética ha producido otros génereos popularísimos, como el zeibékiko – ζεϊμπέκικο y el jasápiko – χασάπικο.

***